Isabel y Juana rezan en Segovia en la misma habitación viendo marchar a los hombres a la guerra¿ pero una por su marido y otra por su hermano, rivales en el campo de batalla. En el caso de Isabel, el temor es grande, al saber que Alfonso, crecido por los halagos y mentiras de Pacheco, se dispone a entrar en batalla.
La batalla de Olmedo, igualada, se decidirá inesperadamente por el abandono de la misma por parte del rey Enrique, impresionado ante la carnicería. Esta huida da la victoria al bando de Alfonso, convirtiendo a éste en un héroe, al creer todos que verdaderamente combatía él y no Gonzalo.